viernes, mayo 05, 2006

Solo un instante. Nada Real.

Parado y mirando las luces que estremecían la calle, la noche se adornaba con una lluvia suave que regaba delicadamente todo a mí alrededor. Algunas gotas corrían por mi rostro. El frió se tornaba insoportable. La gente corría a esconderse. Algunos se resguardaban bajo los techos mientras que otros simplemente caminaban bajo su sombrilla, como riéndose del infortunio de los demás que se estaban mojando. Tal ves hasta se rieron de mí. Porque para muchos la noche era fría y tortuosa, pero ante mis ojos se presentaba la hermosa oscuridad, oscuridad perpetua de los días y las tardes.

Nada me incomodaba. Mojándome bajo la lluvia me sentí parte de este mundo por un momento. No quería sombrillas. No quería correr. Tampoco me daba calor a mi mismo y por el contrario tenia las mangas de mi saco recogidas y los zapatos completamente mojados.
Era una linda noche para mí. Me arme de emociones y corazonadas y camine por un momento. Sentí ganas de mirar al cielo; se veía gris en medio de la noche. Nada se asomaba. Nada de estrellas ni lunas pendejas. Solo nubes y lluvia, mucha lluvia. Mientras el mundo se debatía en el afán, yo encontraba mi calma.

Extendí los brazos, mire a mi alrededor. Como lo esperaba, yo era el único que estaba disfrutando de esto. No había nadie más que gozara conmigo, nadie lo entendía, yo simplemente era un individuo feliz de mojarse.
Y mientras los demás vivían sus parcas vidas llenas de rutina y pseudo felicidad, yo por fin salía de mi libreto. Con los brazos extendidos recordé mis manos. Mire asombrado que como hacia mucho rato, por fin había podido abrir los puños, extender los dedos y sentir que era libre.

Me quede maravillado de ver el efecto de esa noche. Y observe con cuidado. Toda mi palma estaba extendida, abriéndose, mostrándose. Era como si invitara tal ves a estrecharla, tal vez a cojerla, que se yo, el caso es que se había abierto y ya lo extrañaba.

No sentí más que ganas de burlarme de la otra gente. De sus abrigos, de sus bufandas, las sombrillas, de todo cuanto llevaban para protegerse de lo que a mi me alegraba. El gran despertar de mi conciencia parecía un ataque de irracionalidad ante los demás.

¿¿¿Pero que me importaba??? Era feliz y solo yo entendía eso, aunque hubiera querido que alguien más lo entendiera conmigo. Mi mirada busco quien pudiera compartir mi felicidad. Mi mano seguía extendida. Sin embargo nadie la estrecho. Nadie entendió mi felicidad. Fue solo un motivo efímero. Tan solo un instante cortó para recordar lo bello que es no tener las manos atadas. Pero lentamente se cerró. Volvió a la normalidad y en mi mente algo cruel se empezó a revelar: tal vez no abrí nunca la mano. Tal vez solo fue una mala ilusión de mi cerebro en medio de una alegría pasajera. Muy seguramente ofrecí un puño agresivo y no una mano para estrechar.

De repente la lluvia se hizo áspera. El frió arreció, sentí que me congelaba. Busque un techo y simplemente espere. El resto del mundo pasaba con abrigos calientes. Con sombrillas y sus manos entrelazadas. Yo estaba mojado, con frió y hablando solo.

12 comentarios:

if dijo...

Siempre que llueve y no llevo paraguas (sombrilla) pienso en hacer eso. Caminar hacia mi casa, sin correr, mojándome, pero nunca lo ha hecho. No se por qué.
Quizá sea por ese final. Todo el mundo me miraría sin comprenderme y debería parar, resguardarme bajo el alerón de algún tejado, toda mojada y avergonzada.

El día que me atreva te lo cuento.

Unknown dijo...

Hello Don P... la verdad este post tuyo me gusto mucho, lo contaste de una manera que haces sentir emoción.. al sentir la lluvia, y bueno claro que lo que es felicidad para algunos, no lo es para otros, pero asi es la vida..!!
Son instante que aunque son pasajeros, duran mcuho en nuestros recuerdos porque nos han dado felicidad, asi incluso algunos no lo comprendan, lo importante es quelo sentiste..y punto..!!
me gusto la parte de las manos,, pero me quedo con el final en que noe ra un puñio, si no una mano amiga que sentia la lluvia.. y por eso se esta abierta..
saludos,. don p.. BASTANTE inpspirador este post.. wowowow.. espero señales de humo..
saludos y abarazos,,

El.Piter. dijo...

A la niña If, espero que lo hagas un dia cualquiera en el que sin pensarlo, simplemente te veas envuelta en medio de una tormenta.... Que ojala tedetengas y que todo lo que pase por tu cabeza no lo regales en un lindo post como los que escribes.

A la niña Tify, muchas gracias por lo de inspirador. Este post sin duda parece no corresponder a este blog y si al Prozac, pero me parecio que encerraba muchas cosas, muchos pensamiento sy un tinte de dualidad que me animaron a ponerlo aqui....Abierta o no, la mano esta ahi, eso es lo importante.

vylia dijo...

Hola Piter. Me encanta esto que has escrito. También soy del tipo que le encanta mojarse y hacer cosas que no todo el mundo hace. Me parece delicioso sentir que alguna de las gotas que caen sobre nosotros, eventualmente podría mojar el alma y empaparnos de absoluta humanidad. Mientras eso ocurre, la sensación de libertad que aparece por la lluvia, es espléndida. Todos deberían sentirla.

Un gran abrazo.

P.D. Lamentablemente esta semana voy a estar muy ocupada, :(. Pero la siguiente no tanto. ;)

Anónimo dijo...

Hola Piter, pues creo que lo importante es caminar y ser feliz, sin importar que los demas no comprendan nuestro motivo de alegria,caminar aunque el camino este soleado, lluvioso como en este caso, pero caminar.
Salu2

Nefan dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Nefan dijo...

a eso le llamo un instante de lucidez.
Yo lo hice una vez y cuando me acuerdo me pongo feliz. Resumo la historia pa aclarar el contexto.(osease que les contaré mi dato autista)

Fue un viernes por la noche en que fuí a visitar a un tipo que me gustaba a una competencia. Pensé que lo peor que podría pasar sería que el man tuviera novia y saliera abrazado con ella después de decirme "chaoo! gracias por venir, pensé que no vendrías gracias (eres genial nunca cambies bla bla)!" y luego se largara un aguacero y yo me fuera caminando sola para mi casa (y no con él). Le temía tanto a ese final fantaseado tan trágico que de hecho pasó, sólo que yo tenía sombrilla, y protegida de la lluvia empecé a caminar a mi casa.
En mitad de camino me dio risa, muchísima risa y para hacer mi fantasía realidad me quité el paraguas y caminé bajo la lluvia con toda la calma con una felicidad y una calidez que venía de adentro. Llegué a mi casa super contenta y de buen humor y todavía no sé por qué.

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