sábado, mayo 01, 2010

Been walking in straight lines

Nunca he podido evitar la cara de impresión que suelo poner cuando me sorprendo. No puedo evitar estar admirado. Para eso tal vez, tendría que no mirarte. Y entonces llegaría, a través de todo cuanto respiro, tu aroma. No quiero nada más en ese momento. Solo cerrar los ojos y permitirme envolverme en este pasaje de melodías que embargan mi mente y me despojan de cualquier incomodidad. Es fácil soñar y escuchar el redoble de algo que te impacienta, te afana y quisieras apretar entre las manos cuanto antes.

Un amanecer ordinario.
Los rayos del sol te perseguían e iluminaban tu rostro. Un tremendo impacto se gestaba en tu sonrisa, en tus gestos. Y, si recuerdo como miras, me parece estar compartiendo algo que no tiene una razón medianamente plausible. ¿Qué hacer si es atractivo y emocionante?

No había medios virtuales ni llamadas tendenciosas. Los escasos rezagos de malas practicas acumuladas durante años, se convirtieron, sin saberlo, en un delirio, totalmente controvertible, insano y extraño, pero agradable. ¿Cómo ensanchas tu nariz? ¿Por qué me enseñas tantas palabras? Te burlas de lo ineficiente que he sido en mi proceso autista, porque a fin de cuentas, no lo he logrado. Y, sabiéndolo improbable, ¿un solo soplo, rompió más que los protocolos? ¿Cómo, como verificaste eso? ¿Cómo conocías eso? No puedo ser tan fácil de estudiar. Recuerdo haber estado convaleciente y mudo. No divulguemos nada. Mi retina es un chip. ¿Cómo iba a saber el significado de tus labios?

Imagina. He pasado por un coma transitorio y un encuentro con ancestros. Por castigos en campos de concentración, pero también he disfrutado de algunas ejecuciones primarias. He estado con la encarnación de la luna y uno que otro humano respetable. He pensado que no existe un lugar que nos pueda compartir. No es que el mundo sea grande, solo que la mente es caprichosa.
Viví con fiebre, viví acostado. Apresado y reducido. Las palabras apresadas, no por falta de letras sino de inspiración. Las sonrisas perdidas y la mirada plana. Las canciones enmudecieron y solo se repetía, la misma banda sonora de una historia contada a medias, con matices traumáticos y dramáticos, que con ocho grados menos de fiebre, probablemente poco me interesarían. No, no fue aquella píldora sicodélica ni los tragos antihistamínicos de ese coctel.


Te escuche en esta canción.
En tus pasos esta la percusión y en tu mirada los tonos altos de un grito que eleva el ritmo de mi respiración. Los acordes acompañan el matiz de tu voz y esa extraña fuerza de voluntad que te obedece y haces sobreponer. Esa extraña tentación de un ritmo que va adquiriendo fuerza, y no quieres dejar de escucharlo nunca. Hay una razón en ti. En tus letras. Porque no pude ser invisible cuando más lo quería. Todas, imagino caminándolas con las manos entrelazadas. Todo el arte de estas fotos y de una aventura totalmente impredecible. ¿Sera acaso, frente al sacrificio de mi hermano que entenderé todo cuanto se esconde en los teclados de este inicio?


Estaba dormido y con los pulmones drenados. La mente trabajaba en un informe que nunca llegaría. Ardiendo en peleas. Casado con chicas sedientas de héroes y sueños que deambulaban en busca del mejor pastor. Buscando ciervos, no corrales.

He tenido sueños que me revelan los títulos de escenas lejanas. Intuyo, que el destino juega de forma irónica cuando pretende decididamente fallar en su intento por evitar el choque de dos mundos. Supongo que todo esto es común para muchas personas. Para mí lo es, porque probablemente solo yo puedo ver un delirio en el que manadas de llamas devoran hojas blancas y rojas.


Un sábado, ardiendo en medio la tarde. Levantándome en las mañanas, con tus manos. Tengo muy buena retentiva. ¡Ey! esta es una letra que se cayó de alguno de mis escritos. No quiere ser reubicada nuevamente, puesto que es el inicio de un nuevo cuento que lleva titulos en rojos profundos y atardeceres con diferentes niveles de acceso. Tiene cerveza y dulces. También fuentes heladas en cornisas de las que no podemos caer.


No, no es un delirio similar al que estaba acosándome. Estamos bailando en una noche en que las estrellas se apagan porque no quieren incomodar. Los coros se alienan y los ocasos no llegaran hasta que lo permitamos.
No preguntes que fue de los kilómetros recorridos hasta acá. No te asustes por los desordenes que suelo cometer ni la dispersión de mis ideas. Esta es una sesión metafísica. Tómalo y diviértete. No paras nunca de hacerlo y no parara jamás mi autocomplacencia. Mucho menos ahora. Este estado, que parece arrogante, lo matizamos con nuestros gestos.


Cada letra escrita, me es devuelta con cinco palabras. No acabo de leerte y eso me emociona. Tanto tiempo por esto de manera desesperada. No puedo decir otra cosa …Lately I´m a desperate believer….been walking in straight lines

1 comentario:

vylia dijo...

Walking. So delicious.

Espléndido.

Un abrazo.