AZUL. La carta guardada
(o la semilla que aun no germina)
Como expresar esto de manera que pueda ser vivido mientras es repasado. El corazón se agranda. Sentimientos indefinidos toman el control. Son tantas cosas en un solo momento, que parece que puedes abrazarlas por completo. Sin embargo, apenas si puedes mover los dedos de las manos. Y el corazón late más fuerte. Ni todas las personas de este rincón del mundo desalojan el sentimiento de soledad. Y el placer de estarlo, no puede ser removido de sus raíces, ni siquiera por las caricias más certeras jamás recibidas.
Es cierto lo que escuchamos esa tarde. Nuestra mente encarcelada por los caprichos de libertad.
¿Acaso estas calles habían estado tan solas, tan concurridas? ¿Alguna vez? ¿Qué son todos estos zombis que deambulan a mi lado? ¿Por qué no saludan?
Las sombras a la derecha. Luces a la izquierda. ¡Que importa! ¿En que cajón de un viejo apartamento se encontrará?
Y es que las supocisiones son demasiadas. Ahora presumo que esos sitios son una gota de tinta, fijada al papel desde hace mucho tiempo. Y tal vez no es así. Solo que ahora prefieres teclear, desde el mismo sitio, al lado de aquellas viejas esquelas.
Los campos han sido cruzados por autopistas. Al menos aquellos en donde se perdía el control y era imposible recordar las ataduras que nos imponía una mente en crecimiento, llena de deberes y reglas de casa.
Ya las miradas no se cruzan. Ya no hay mensajeros clandestinos que se camuflan en la oscuridad de un laberinto artificial. Hecho de arbustos y adoquines, de perfiles crecidos y ramas mal cortadas. La noche era el medio ideal, pues era mas fácil confundirse.
¿Cuantos fueron esos días de lances mudos? ¿Por cuanta agua caminaste? ¿Acaso debería recordar esto con tanto detalle?
Era de noche. Si, otra vez la noche. Y no, no es por la oscuridad ni por los ángeles caídos que deambulan en las historias que conforman los hitos nocturnos, de escritos y relatos de todas aquellas personas que en realidad saben capturar su esencia. Esta noche, no era de espaldas flageladas ni sonidos entrometidos. Pasaba más alla de golpes pasajeros que, como todo golpe, nunca se esperan. Era con seguridad, ese tipo de marcos de referencia que abundan en una historia rosa. Perfecto. Esta bien: Platónico.
Si recordara algún contacto, seria feliz. En cambio, recuerdo ese que nunca hubo y que en mi perezosa mente, pensé que llegaría, solo porque pensaba que lo merecía. Nada fue y simplemente me conforme con verlos hablar. Y ni con todo este grado de detalle, logro recordar la voz.
Es momento de parar y tomar aire.
La velocidad de estas palabras es sin duda una clara muestra de lo mucho que disfruto retrocediendo en mis edades. Cavernícola miedoso. Herrero torpe. Orfebre habilidoso. Cura retrogrado y mujeriego. Capitán valiente. Judío orgulloso. Nazi antropófago. Guardaespaldas de JFK. Algún orgulloso prepotente post moderno que en un acto de conciencia, entrega cartas para sentir que se despoja un poco de sus defectos.
Si, ya me di cuenta de lo peligroso que he sido. Ya se que estas regresiones no son convenientes.
No hay contacto, no hay voz. Solo imágenes de películas con una voz en off, que por lo general resulta ser la mía. Solo textos inanimados y carentes de toda gracia, propios de la era digital.
Las capturas en nitrato de plata han quedado muy atrás y solo verdaderos amantes se resisten a dejar de hacerlo. Y sin embargo, todos tenemos un vestigio. Ambos participamos y es lo único real. Un instante de tiempo capturado, desconocido por la mayoría de personas que hoy en día prenden las señales de humo.
Muy buenas danzas. Muy buenas charlas. Actos impropios de caballerosidad y detalles. Todavía era de noche, pero, como ya lo saben………...las obligaciones, la impertinencia contenida, la edad. Muy buenas noches. La vuelta y la espalda. Era normal. Nadie pretende caminar hacia atrás. Es gracioso pensar que no se cayó un pañuelo perfumado para recoger. Media vuelta picarona y todo eso.
Espero se haya visto que aquel día nada germino. Hace mucho que la carta fue entregada. Sus letras son inocentes pero su idea es fuerte. La tinta roja emana aromas débiles, percibidos solo de manera subconsciente. Se escribió para perdurar. Así es su efecto. Aun no germina. Aun.
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